jueves, 22 de agosto de 2013

56 Segundos

Bastaron 56 segundos para recorrer mis dedos por tu barba,
los mismos que ahora estaban atónitos sosteniendo una copa de vino viejo.

La mirada ida, donde sólo ella podía ver, en ese obscuro rincón frío, que el abrigo lo compré en el mercado de baratijas, y ahora hasta el frío te llevaste.

56 segundos bastaron,
mientras llenabas mi copa y olvidabas mi dirección. 
En el medio de todo fue como ver la mitad de todo sin silueta.

56 segundos nada más,
mientras hacía punta a mi lápiz y caía la primera lágrima…
          
56 segundos, nada más...
                               




jueves, 15 de agosto de 2013

Palabras



Venimos programados para volar,
       ...las alas ya las traemos.
Pero aterrizar, lo hacemos sin controlador aéreo.


 Se salieron de mis manos mil palabras que parecían formarse solas, 
pensamientos que nunca debí dejar salir, se fugaban tras la caída de la luna,
frases, puntos, comas,  como un diccionario borracho, se le caían las palabras del bolsillo.
Sin ser yo, me confundí entre las líneas que dibujaba tu voz, y tomó vida la palabrería.

Palabras que devolviste con un arco de guerra…
no vi volar las flechas,  no vi que era yo el único blanco.
No vi la embestida,  nunca te vi…
eran sólo palabras.


viernes, 17 de mayo de 2013

Tiempos sin colisión

Sabía que traerías de vuelta las letras que yacían sin tinta, 
los abrazos sin rimas y besos sin versos.

Han cesado tormentas que revuelcan pensamientos en el cráneo, 
pero aun así no hay calma,
para amarte, sobran razones en la escasez de la cordura.

 Nuestros tiempos dejaron de colisionar contra opuestos, 
llenándose de excesos a mi favor.

Y nuestros cuerpos desnudos completando recuerdos, 
encontrando cada pieza en la simetría de tu cuerpo.

Abrazarte sin necesitar brazos…

Cada gota en mi espalda derriba tropas en posición de guerra.
Gotas que despide la piel, cuando tu cuerpo calienta las células
que aún quedaban sin asombro, 
esas que luchan hasta el final para mantenerme cuerda.

Amarte sin agotar fuerzas,
sin recapitular, sin tomar la punta de mi lápiz gastado, 
sin mirar atrás.

Sabía que traerías de vuelta las letras que yacían sin tinta,
liberando mi corazón de las trincheras, 
para finalizar lo que sólo él sabe hacer,
y el latir plasme sobre tu lienzo el olor de mi piel.

jueves, 7 de marzo de 2013

Yo me quiero allá

Y yo me quiero allá,
donde tu recuerdo desaparece,
y la ideología, no es más que la teoría que escribí ayer.

Y yo me quiero allá,
donde tu abrazo es más caliente que este estúpido invierno,
y la soledad, no conoce tu nombre.

Y no te quiero aquí,
donde deambulan mis fantasmas sin piedad, no.

Yo me quiero allá,
porque aquí.... vos simplemente no estás...



jueves, 17 de enero de 2013

Sabías a verde-amarela


Ambos sabíamos el final,
la diferencia era el camino hacia él.

Mi camino tenía la longevidad de un sueño, sabía a verde-amarela, y se adhería como arena.
El camino era fácil… tan fácil, que no lo pedí, caí en él de resbalón.

Resbalé en las pupilas, y las risas y las cosquillas, con vía directa al corazón…
De paralelo me tropecé con las lágrimas, ¡claro! era la misma ruta, sólo que ellas estacionaban allí, mi camino no, era aún más largo, tan largo como la longevidad de un sueño… seguía hacia la noche iluminada, con vuelo en las nube donde yace tu cuerpo esperando por mí, seguía en tu mente resquebrajándose deseando que yo estuviera a tu lado, seguía más, más allá de la princesa y el caballero, más allá de los siete enanos. Ahí, donde luchabas por mí, aún más allá.

Las lágrimas  esperan por los soñadores que creen no toparlas de nuevo nunca. Pero yo aún no lo sabía, y quedé sorda de un -hasta pronto.

Continué…  continué siguiendo tu sabor, sabías a verde-amarela, sabías a la longevidad de un sueño.

Y sientes donde el tiempo te arrastra con su corriente de ida hasta el corazón, donde lo único que yace es esa escrupulosa lágrima, esa que tenía certeza de volverte a ver, que te estaba esperando para explotar juntas hacia la nada… ahí, donde ya estabas tú y tu atajo.

En la nada, sin siquiera haberme esperado.