jueves, 25 de febrero de 2010

Suerte


Las uvas abrazadas al galillo que no se atrevió a gritar, fermentando mi cerebro para no pensar más. Escondiendo bajo la alfombra pedacitos de mí, para que no estorben cuando necesite NO ser yo para seguir a tu lado. Sólo me queda decorar el vaso para que tenga piedad y no se derrame con tu última gota diaria. Aún cuando creí tener la humildad para estar en segundo, tercer o cuarto lugar, ¿qué se yo? ahí donde me tengas… no dejo de querer ser el ombligo de tu mundo.

Nunca fui de las que gritaban BINGO, o les caía una cuita de pájaro en la cabeza… pero tampoco quiero pensar que el amor apuesta a la suerte.

Después de perder mi pétalo de 4 hojas, todos los viernes pedaleo hacia el pasado, hacia un completo extraño que una vez amé, que una vez tomó todas las células de su cuerpo y me las entregó como confeti, hoy no nos han presentado. Y ahí estoy yo, callando los fantasmas del pasado con la música mientras pedaleo cada vez más fuerte para alejarme, y sólo logro llegar al mismo lugar… a atrás, donde la rutina era la misma pero el aire otro, donde estaba a punto de conocerte y no al borde de olvidarte.

La única suerte que tengo, es que aún me quedan 3 vidas. La primera la perdí por inocente, como se supone se ha de perder. La segunda fue tan desgarradora que la sentí como un asesinato múltiple y perdí 2. Y la cuarta… la cuarta yo tiré del gatillo.

Otros amores sólo han causado heridas de guerra, aún tengo la piel marcada al querer escapar de ese campo minado, he dejado pedazos de carne en el alambre con tal de no perder mi quinta. No es buena idea conservar sólo 2 a los 27 años, sería como pedir carta teniendo 16 en Black Jack.

Sólo espero no tener que majar caca de perro para que NO aspires los pedacitos de mí que he guardado bajo la alfombra, porque pretendo volver por ellos en cuanto me deshaga de este corazón de piedra.

Pero como dije, no quiero pensar en el amor como un tahúr.

viernes, 12 de febrero de 2010

¿Bailamos?


¿Y si la tinta que danza en la hoja me engañara?
y no es tu piel la que me abraza en compás…
sino las palabras que vuelan en el cuaderno, reorganizando el cajón donde tengo guardados los recuerdos que una vez jugaron a las escondidas con el tiempo, y la tinta sólo los hace latir.

Y si son mis dedos los que aprendieron a escribir, divorciándose de mi mente, e imprimen el sueño que tuvieron el día que la luna dejo caer su copa de vino, y miles de vidrios adornaron el cielo, gasificándose el líquido en un ritual de entrada por cada poro de nuestras risas, embriagando hasta el más sobrio y cuerdo ideal. Liberando a esos dedos para escribir de amor… en donde no recuerdan más que el roce de tu mejilla.

Cegando la mirada intimidante de la voz interna, y deseando bañar mi garganta con el vino de la luna, que nos hizo una vez amar, aunque fuera por ese lapso donde asesinamos la sobriedad.

Tocando con la punta de la curiosidad la puerta donde vive incierto e ilusión, esperando que me reciban una tarde y le pongan azucar a mi café.
Talvez con la esperanza a cambio de un poco de realidad, antes de volverse locos en su coexistencia, donde uno no sabe qué hay más allá y la otra le describe el paraíso, y al llegar, sólo eres tú en otro velero.

¿Y si la tinta que danza en la hoja me engañara?
y sólo rescata la parte ilusoria de lo que ven mis ojos cuando se prende la luz.
Le pediría que no muriese nunca… y que me saque a bailar.

jueves, 4 de febrero de 2010

Hoy muero por verte

Hoy tomé la piedra del sentimiento más grande que vi y la coloqué en medio del camino, corrí hacia ella con todas mis fuerzas hasta estrellarme, caí en pavimento blando y reí hasta llorar… eso no pasa todos los días, no se porque hoy… hoy muero por verte.

Hoy me desperté con la brisa de tus ojos, y tomé un baño con tu sonrisa, me vestí con tu piel y desayuné tu cuerpo. Camino al trabajo me tropecé con tus besos divagantes. Al almuerzo me comeré tu recuerdo... y al final de la tarde descansaré en tu aroma.

No se que pasó hoy… hoy mis pupilas sueñan despiertas.