martes, 25 de agosto de 2009

Caja de regalos


Me desvela la luna queriendo charlar.
Luna mitad mía… mitad de los demás,
piscas de regalos sin creatividad.

No quiero el universo en una bolsa de mercado,
ni promesas en lazos reciclados.
Mejor regálame el asesinato de tu frío retrato,
y envuelve en celofán nuestros buenos ratos.

Y no busques una fecha especial,
dámelo antes que la luna me seduzca,
y me muestre la llenura de una pisca de ternura
envuelta en una noche de verdad.

viernes, 21 de agosto de 2009

Colapso (2)

Es absurdo como tu olor en mi recuerdo bloquea mis dedos,
la sonrisa tatuada envuelta en sábanas
colapsa las intenciones de arrancarte de mi piel,
para dibujar la locura enmarcada en lo abstracto de mis sentidos.

No encuentro la unión de letras
que muestren el significado de tus pupilas fusionadas en mi piel,
o el origen de las llamas que arden tras mi ombligo.

No me inquieta la atrofia de mis dedos
o el colapso de mis versos…
Me fastidia la idea de tan sólo imaginar
que en un descuido se me vayan a aflojar.

martes, 18 de agosto de 2009

Roca-Parda

Giran acordes entre tus letras,
giran tus palpitaciones en ritmo con mis piernas.

Giran los sueños entre la realidad y lo iluso,
lamentos húmedos… caminar confuso.

Gira tu recuerdo a la velocidad del viento…
brisa fría, huracán ardiendo.

Tu olor fusionado a mi vientre, a mi espalda, a mi alma….
gira tu ser con rapidez… te vas y vuelves cesando la calma.

Gira el planeta, los astros las nubes, la tierra, la herida…
la vida en torno a las risas,
giran los besos entre las cobijas.

Gira este mundo mareando equilibrios,
delirios gritando a estallidos.

Y tú… Roca-Parda, ausente y lejana,
no te ablandas ni giras en tierra mojada.
No gira mi agua entre tus grietas dañadas.
Espesa y tibia, agua de herida…
Maldición que mi adhesión en tu dureza gira.


viernes, 14 de agosto de 2009

Mi mayor herida


Las palabras que salen de su garganta envenenada por el ron, son las mismas que hace cinco años envenenaron mis ojos con lágrimas amargas.
La sangre ya seca en mis oídos no deja penetrar el hoy que te lleva de vuelta a esa época.
Lo que me preocupa es ella, años tragando el amargo de las bofetadas de letras al aire que no te enseñan más que a guardar silencio, para no hacer de algo tonto algo estúpido.

Palabras hirientes de una garganta raspada por los años ha limpiado el respeto que te tuve desde la primera vez que me alzaste.

Te amo y eso no cambiará nunca, sos mi héroe aunque la capa esté rota, sos mi héroe aún sin salvar del peligro la inocente esperanza que se respira en tu "Salón de la Justicia".

La hipnosis etílica que ciega la cordura fermentó tu ayer, subiendo el grado de caída.

Cierra con tu apellido la botella, y trae tu mente de vuelta a casa.

La luna y la tarde


Y así cayó la tarde, tropezada por una luna con ansias de salir, de descorchar la botella y prenderse un cigarrillo, de enfiestar a la noche y tener en la mira al planeta más bello.

Se fue la tarde, dándole la espalda como siempre lo ha hecho, forzando esas gotas cansadas que caen como rutina en cada partida, forzando la garganta para no gritarle una vez más a la luz que será la última vez que se apaga, que será la última vez que lo permite.

Y así salió la luna, con su corbata, bailando con las estrellas y sonriéndole a las fugases, esas eran su obsesión, las que alumbran maravillosamente por un rato, las que te bailan una canción al ritmo del viento y te dejan extasiado, a las que le hace el amor pidiendo un deseo callado, interno, ahogado, -que la tarde vuelva.
Rutinario amor, belleza suya pero lejana, caricias únicas, unión platónica. Una vez desafiaron a los incrédulos y fue el mejor eclipse celebrado en el cielo.

Así que la luna cansada de las estrellas que siempre están ahí para ella sin fallo ni queja, busca su tarde.

Una tarde enamorada de la luna, ese amor platónico existencial, esa devoción ilusa, esa palpitación en sus labios, esa rutina de pañuelo ahogado. -¿Por qué me sonríes tanto?, ¿por qué me haces el amor en el alba y te alejas?, rutinario amor, belleza en su máxima expresión, tristeza en las yemas de sus rayos, desmarañada pasión.

No pueden existir sin amarse… no pueden coexistir.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Colapso

Quise plasmarte y recordarte,
escribirte y dedicarte.
Quise llenarte de palabras influenciadas por los mejores poetas
y dejar atrás las escritas con el ardor de mis heridas.

Pero colapsé... colapsé entre los olores más profundos de tu espalda,
entre el rojo y el blanco de una sala desordenada,
entre el iris y tu oreja

Quise envolverte en palabras soñadas y no idealizadas,
quise inventar verbos de acciones en horarios censurados,
quise extasiar la hoja creando envidia al teclado.

Pero colapse... colapsé en el abrazo de lo cierto,
me estrellé con la realidad y nos conciliamos.
Despojé al ayer de su camisa blanca de hebillas y acurruqué sus demencias.

Descansé mi cabeza y colapsé.
Perdón si no encontré las palabras perfectas en la imperfección de mis versos,
quise decirte lo que pasaba por mi universo
pero llegó tu olor a asaltar mi cordura e imprimir tus besos.
Y colapsé...
Supongo que te escribiré eso en otro momento.