jueves, 2 de septiembre de 2010

Parálisis tóxica adictiva

No te pienso constantemente,
pero en esos momentos que mis ojos te encuentran,
siento la mordida penetrando fuertemente mis venas,
expulsando en un ardor el veneno que paraliza cada célula,
codiciando ser presa devorada.

Como suero antiofídico actúa la ausencia de tu rastro.
Al perder tu estela,
vuelvo a recordar el proceso de inspiración-espiración,
que arrebataste de mi descuido.

Desintoxicada te devuelvo al olvido,
hasta que de repente por casualidad,
vuelvo a tropezar con los deseos de tu mordida.

Una inevitable parálisis tóxica adictiva.