miércoles, 30 de junio de 2010

Estaciones imaginarias


En mi tierra no hay verano,
mucho menos invierno…
las estaciones acá, fueron marcadas con el corazón,

....................o lluvioso o seco…

Vaya… ¡sí que suena feo! Cambiemos seco por caliente,
porque así es como es,

....................o lluvioso o caliente…

Así, como el corazón.

Tampoco hay otoño ni primavera,
decimos que sufrimos un invierno crudo cuando el corazón se despedaza,
pero no sabemos lo que es.
O las lágrimas caen como en otoño,
sólo porque en la escuela lo estudiamos.

Creo que empezaré a sincronizar mi corazón con mi tierra,

....................o lluvioso o caliente…

Nada de inviernos que nos queman los huesos,
o primaveras esperanzadas que terminan en otoños.

Si en mi corazón llueve, buscaré calor.
Así como en mi tierra... si llueve,
siempre tendremos la playa a las 2 horas con sol para refugiarnos,
y una buena cerveza.

viernes, 18 de junio de 2010

Introspección

Desearía que esa cerveza no hubiese acabado nunca, y seguir riendo entre la espuma y el hielo, con un latir apresurado del ¿qué vendrá? Con el sonrojo en mis ojos y el descaro entre muslos.

Otras noches hubiera deseado eliminar unos tragos de la factura... y de las venas. Así evitaba la caída libre hacia la resaca moral, esa mañana que ni el nombre recuerdas… de él.

Tequilas han sobrado, haciendo de noches inolvidables, mañanas que no las recuerdan. Y ni se diga de la cava que llevo entre los hemisferios cerebrales, muchas fiestas llevan su nombre, muchas otras el mío.

A veces extraño la libertad que produce la embriaguez, sin “migo” regañando. Ahora me obedezco y termino yendo a la cama “con-migo”, y despierto sabiendo mi nombre, pero entre las sábanas suspiran los extraños y las noches largas.

El arrancarle la camisa un miércoles a las 10 de la mañana pasa seguido por mi cabeza, pensamiento que se esfuma con el rojo de mis cachetes y la sonrisa provocada al ver tu piel, aunque sea entre pensamientos… y tu… tu con el miedo de decir hola.

Nos duelen de más las cosas, porque al final, los daños se curan con una sonrisa nueva, entre fantasías repentinas y mariposas despertando del coma, para caer de nuevo en manos de la mejor cerveza… o del trago de más.

viernes, 11 de junio de 2010

Pequeña yo


Pequeña

si te cuento que en 24 años vas a seguir viendo las cosas hacia arriba porque no creciste mucho, creeme!!

Pero si te hablo de soLedad, respondeme de 4700 a 4800 millones de años y brindame un trago!




A mis 3 años! (o al menos parece!)

martes, 1 de junio de 2010

La última nota



Y te miro pequeño y azul, como se ven las montañas al otro lado del mar,
tu abrazo me roza en menguante y tus palabras me pertenecen en creciente
… hasta que sale el sol.
Sangré al tropezar con el témpano que tenías oculto bajo las costillas,
e intercambiaste las disculpas con la llave que abrigabas bajo el pantalón
… hasta que sale el sol.

Me endulcé con el holograma que esculpí entre mis sueños,
ese que camina entre tus sábanas, y por defecto de fábrica,
le di la libertad de ser vos,
perdiendo mi gran creación entre los escombros de la realidad.

Y se me derriten los labios al amanecer,
por la caricia del ácido que se rió en mi mejilla,
pero caricia al fin.
Caricia… esa palabra carcomida por el comején de entre tus hojas astigmáticas,
que no me ven de cerca.

Estoy aquí, entre la irrealidad y la inexistencia, como cuadro de oficina.
Detrás del espejo que refleja la desnudez de lo nuestro,
que sólo existe hasta que sale el sol.
Como si los rayos quemaran la piel que besé,
como si la luz sofocara la ternura de un abrazo,
como si el día pecara.

El vacío que hace eco tras mi abdomen, me empaña tu nombre,
¿cómo se siente no tener nombre en mi lengua?

Las ansias de desaparecer tocan guitarra con mis cuerdas vocales,
y yo me siento en tu sofá... a esperar a que termine la canción.